Omnikrom es mucho más que una marca de productos personalizados: es el resultado de años de experiencia, reinvención y pasión por transformar ideas en objetos únicos. Nacimos oficialmente en 2018, pero nuestra historia comenzó mucho antes —en talleres de impresión, entre máquinas de tarjetas PVC y mesas llenas de pruebas de color.
Lo que empezó como una inquietud creativa en medio de una carrera de Ingeniería Industrial se convirtió en un compromiso con el diseño personalizado y funcional. Luego de siete años inmerso en la industria gráfica, nuestro fundador decidió construir una propuesta diferente: una empresa que combinara técnica, control y emoción.
En Omnikrom, diseñamos e imprimimos productos que hablan por sí solos —invitaciones en papelería, artículos sublimados, piezas que conectan con momentos especiales y marcas con identidad visual clara. Cada pedido, por pequeño que sea, se trata con la misma lógica quirúrgica, estética cuidada y enfoque modular que rige todos nuestros sistemas.
A lo largo de este camino, aprendimos que no se trata solo de vender productos, sino de crear experiencias que perduren. Por eso, además de personalización, ofrecemos asesoramiento, mejoras visuales, y soluciones adaptadas a negocios y usuarios finales.
Omnikrom comenzó su historia en 2018 bajo otro nombre: Pixelgraf. Esta primera identidad surgió de una lógica sencilla pero directa: “Pixel”, por el trabajo con imágenes digitales, y “Graf”, por el enfoque gráfico del emprendimiento. Durante dos años, Pixelgraf fue el sello detrás de decenas de productos personalizados en papelería y sublimación, marcando los primeros pasos de una marca orientada a emocionar a través del diseño.
Pero en 2020, el emprendimiento enfrentó un giro inesperado. Al intentar formalizar el registro comercial ante el SEPREC (Servicio Plurinacional de Registro de Comercio), Rodrigo descubrió que ya existía una empresa con un nombre similar y rubro afín. El sistema bloqueó el registro y el proyecto se enfrentó a una pausa involuntaria. Fue un momento de ansiedad, pero también de reflexión profunda.
Durante ese periodo, el catálogo de productos había crecido exponencialmente. La personalización se había convertido en el eje central, con variedad cromática, estilo propio y demanda diversificada. Fue entonces cuando, inspirado por la palabra “omni” (que significa “todo” en latín) y por el álbum Chromatica de Lady Gaga (lanzado en 2020), surgió el concepto de Omnikrom: una nueva marca que reuniera la totalidad de lo personalizable y la riqueza del color como identidad visual.
Más allá del nombre moderno y con presencia, Omnikrom refleja renovación. Representa el cambio consciente de una propuesta obvia a una más estratégica, más sólida y emocionalmente conectada. Aunque algunos clientes se confunden por la pronunciación o lo relacionan accidentalmente con alguna variante viral, quienes conocen el origen entienden que Omnikrom no es casualidad: es evolución.
Nuestro propósito hoy es que cada persona encuentre en Omnikrom el producto personalizado que necesita, uno que no solo cumpla una función estética o práctica, sino que los conecte con una emoción, un recuerdo o una visión propia. Porque el color no decora, comunica. Y porque detrás de cada diseño hay una historia: la tuya.